La fístula obstétrica es un agujero entre el canal de parto y la vejiga o el recto causado por la labor de parto prolongada y obstruida sin acceso a un tratamiento médico oportuno y de alta calidad. La fístula obstétrica deja a las mujeres y niñas con incontinencia urinaria o fecal, o ambas cosas, y a menudo da lugar a problemas médicos crónicos, depresión, aislamiento social y pobreza cada vez más profunda. El 90 % de los embarazos que involucran fístula terminan en mortinato.
El panorama mundial de la salud materna ha experimentado avances significativos en los últimos años, pero la fístula obstétrica sigue siendo un problema, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios. Aunque en general el embarazo y el parto son más seguros que nunca, miles de mujeres aún sufren anualmente las devastadoras consecuencias de la fístula obstétrica. Esta lesión en el parto, resultado de un trabajo de parto prolongado y obstruido, no es solo un problema médico, sino un reflejo de las desigualdades sistémicas arraigadas en las sociedades.
El tema de este año, “Romper el ciclo: Prevenir la fístula en el mundo”, subraya la urgente necesidad de abordar la fístula obstétrica de forma integral, haciendo hincapié en el acceso equitativo a servicios de salud materna de calidad, la reintegración social y la inversión sostenida en sistemas sanitarios.
Conseguir erradicar la fístula para 2030
En 2003, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y sus socios lanzaron una Campaña mundial para erradicar la fístula, en consonancia con los objetivos internacionales para mejorar la salud materna y neonatal y con el objetivo de que la fístula obstétrica sea tan poco frecuente en los países en desarrollo como en el mundo desarrollado.
En 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución para acabar con ella antes de 2030.
Acabar con la fístula en el mundo exige un liderazgo político firme, una intervención estratégica y urgente, un aumento significativo de los recursos y una colaboración reforzada entre gobiernos, socios, sociedad civil, proveedores de atención sanitaria, mujeres y comunidades.
Existen maneras de prevenir esta lesión: retrasar la edad del primer embarazo, poner fin a ciertas prácticas tradicionales nocivas y proporcionar un acceso oportuno a la asistencia obstétrica.
A pesar de las mejoras en la seguridad general del embarazo, los sistemas sanitarios y las comunidades siguen luchando por garantizar un parto seguro, lo que provoca que decenas de miles de mujeres y niñas sufran lesiones como la fístula obstétrica cada año. Además, el cambio climático y los obstáculos que presentó la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) exacerban las causas que originan la fístula.
Teniendo en cuenta la complejidad que plantean estos retos, ahora más que nunca es imperativo pedir a la comunidad internacional que utilice el Día Internacional para la Erradicación de la Fístula Obstétrica para aumentar significativamente la conciencia sobre el problema e intensificar las acciones para terminar con la fístula obstétrica, así como instar a realizar seguimientos posoperatorios y apoyo a las pacientes que la padecen.